El nawel y el pillañ. La relacionalidad, el conocimiento histórico  y la política mapuche

Para algunos sectores más conservadores, la “nueva” política mapuche es entendida como una invención, resultado de las prácticas impuestas desde el exterior por dirigentes formados en centros urbanos y, en consecuencia, sin conexión con lo que se comprende como la “verdadera” aboriginalidad. Para los sectores más progresistas, estas mismas prácticas son, en ocasiones, sospechadas de no ser políticas.

Contaminadas con escenificaciones “folklóricas” ellas se alejarían de los fundamentos modernos de la política. Asimismo, para las miradas dominantes, mientras los parlamentos que la Organización de Comunidades Mapuches y Tehuelches 11 de Octubre comenzó a convocar en el año 2003 son catalogados como una estrategia política de corte moderno, los camarucos (rituales mapuches) son evaluados como reservorios de las tradiciones religiosas sin efectos en la política real. Con el fin de discutir éstos y otros supuestos, propongo dos caminos yuxtapuestos. Por un lado, reconocer la posibilidad de otros modos de “relacionalidad” (Carsten 2000) en la construcción de colectivos, para lo cual resulta necesario dejar en suspenso un conjunto particular de supuestos acerca de lo que es establecido en las definiciones modernas como sociedad y naturaleza. Por otro, identificar las bases epistemológicas en las que se enmarca la política mapuche teniendo en cuenta tanto los vínculos establecidos entre el pasado y el presente como la forma particular de su historicidad.

Para estos propósitos, describo primero algunas de las premisas centrales –en algunos casos gestadas desde el campo académico—que produjeron el desplazamiento de ciertos fenómenos como impensables. En segundo lugar, refiero brevemente a la noción de “pliegues del linaje” (Ramos, en prensa) que entiendo aquí como una forma particular de construir relacionalidad –relaciones con uno mismo, con otros humanos y no humanos. Esta relacionalidad, como veremos luego, se construye desde mediaciones diferentes a las establecidas por la epistemología “moderna” –en el sentido en que la define Latour (2007)—pero, al mismo tiempo, al poner en relieve las definiciones que subyacen en ambas, se reestablece la posibilidad de confrontación. Es decir, la fuerza política que reside en las formas mapuches de pensar la sociedad.

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Ramos, Ana 2008. “El nawel y el pillañ. La relacionalidad, el conocimiento histórico  y la política mapuche”. World Anthropologies Network E-Journal nº 4(abril): 57-79