Naciste en el año 1953 en Pocitos de Quichaura. Hija de Trinidad Isabel Antieco, nieta de Miguel Antieco y María Manquepan, bisnieta de Isabel Nahuelpan. De chica te trajeron a Boquete y ya no te fuiste, te quedaste con tu abuela Isabel quien te crió con amor y buenas palabras.
De joven te casaste con Aladino Castro, también de la comunidad Nahuelpan, con quien tuviste siete hijos: Gilberto, Claudia, Marisa, Alberto, Gerardo, Roberto y Hernán. Y, también, muchos nietos.
Nos conocimos hace algunos años, pero en el último tiempo tuvimos la oportunidad de compartir y pasar más tiempo con vos y tu familia. En estos años conversamos varias horas, tomamos infinidad de mates con tortas fritas y nos contaste incontables historias de tu vida: sobre tu nacimiento en Pocitos de Quichaura, sobre tu infancia en Nahuelpan con la abuela Isabel, sus recuerdos y consejos, sobre tu rol como kimche en la escuela, sobre tu familia…
Mujer fuerte. Aun muchas veces en soledad, te la rebuscaste para seguir hablando el mapuzungun, para hacer nguillipun y para no olvidar las enseñanzas y conocimientos que te transmitieron tus mayores.
Mujer generosa. Siempre compartiendo con tu gente tus saberes y tus experiencias. Será por eso que nunca faltabas a los lugares donde se te invitaba a dar una charla, hacer un trawn, a levantar ceremonia y/o simplemente acompañar. Ejemplo de fortaleza y lucha. Llevabas con vos cada palabra, recuerdo y gulam que te dejó Isabel. La tristeza y el sufrimiento heredado de haber vivido el desalojo y el desarraigo por parte de tu abuela fue el motor de muchas de tus luchas y del coraje para seguir adelante, porque, como te decía ella, “nos queda a nosotros luchar” en defensa de este territorio:
«Acá hay muchos dolores, en el corazón, en nuestra mente, andamos muy mal nosotros acá (…) Tenemos que luchar nosotros, nos queda a nosotros luchar, y si tenemos nuestro lugar podríamos vivir más años, sería mucho mejor, nadie puede decir hasta cuando podemos lograr vivir, nuestros abuelos vivieron años, años, sufrieron y pasaron muchas cosas, y yo no quisiera que esto pasara pero lo estamos viviendo en carne propia (…) Si nosotros sabemos respetar queremos que nos respeten. Yo soy madre, abuela, bisabuela, tengo familia por detrás, yo no soy eterna, ya partiré pero voy a dejar un camino a mis nietos… No quisiera que mis hijos mis nietos mis bisnietos sigan pasando lo que estamos viviendo nosotros, porque no está bien esto»
(Margarita Antieco, junio 2022)
Mujer resiliente, madre y abuela de muchas nietas y muchos nietos de corazón. Tus consejos marcaron el camino de los más jóvenes. Tu presencia no pasaba desapercibida, cuando llegabas iluminabas los lugares haciendo algún chiste o contando alguna historia. Hace algunos días, cuando visitaste y acompañaste a la lofche Pichiñan en Paso de Indios, dijiste un hermoso y sentido mensaje: que “no ibas a dejar de andar, que ibas a llegar a dónde te necesitaran porque sabías lo que era sufrir”:
“Yo pasé muchas cosas hermanos, viví lo bueno y viví lo malo (…) Lo que aprendemos lo tenemos que practicar nosotros. No esperar que uno venga y nos diga, hermanos. Porque nosotros sabemos mucho de dónde venimos. Y muchos se niegan a veces por los apellidos, dicen negarse que no son familia. No tenemos que ser así. Si alguien no tiene un plato de comida acerquemosles, porque esa es la crianza que tenemos de nuestros antepasados y eso no se debe perder. Por otro lado el respeto hermanos, uno debe saber respetar porque eso es lo que hace uno ser la persona que es”
(Margarita Antieco, abril 2023)
Margarita, siempre hablaste con el corazón. Por eso hoy recordamos cada una de tus palabras, tu fuerza, tu risa, tus guisos y tortas fritas, el amor que transmitías y el orgullo con el que escuchabas a las más jóvenes de la comunidad hablar de su lucha.
Buen viaje Margarita. Qué hermoso fue conocerte.
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