Desde el Grupo de Estudios sobre Memorias Alterizadas y Subordinadas (GEMAS) nos solidarizamos y acompañamos el reclamo de José Jaramillo, longko de la Comunidad Mapuche-Tehuelche «Otron Lafken», y Cristina Liempichun, werken de la Comunidad Tehuelche Mapuche «Sacamata Liempichun” del Paraje Payaniyeo; padres de la menor de 7 años que asiste a la Escuela Provincial Nº 28 “Independencia” de la ciudad de Sarmiento (provincia de Chubut)
Asimismo, rechazamos y repudiamos lo acontecido en relación a los agravios y discriminaciones sufridas por esta familia de parte de la Vicedirectora a cargo de dicho establecimiento escolar, luego de expresar su disconformidad y posicionamiento frente a una actividad curricular propuesta en el marco de la efeméride del 3 de noviembre —en la supuesta “Conmemoración del día en que las tribus Tehuelches y Mapuches le juraron fidelidad y lealtad a orillas del Arroyo Genoa a la bandera argentina”.
Como investigadorxs que trabajamos con las memorias del pueblo mapuche y tehuelche como objeto de reflexión, y que acompañamos procesos de luchas y reivindicaciones de comunidades y organizaciones de diversos pueblos originarios, consideramos que es sumamente necesario habilitar espacios e instancias participativas que cuestionen los marcos hegemónicos y los sentidos naturalizados de las narrativas oficiales sobre la conformación del Estado nación; así como las imágenes y discursos racializadores y estigmatizantes que giran alrededor de ellas.
Por un lado, entendemos que los archivos, documentos y/o fuentes históricas a partir de los cuales se narra y se construye el relato histórico oficial y se establecen las efemérides escolares no son neutrales ni objetivos. Por el contrario, son resultantes de articulaciones hegemónicas contextuales que impusieron determinadas relaciones sociales y de poder. No comprenderlos ni enmarcarlos en sus contextos de producción es negar una historia más amplia de genocidio perpetrado contra los pueblos indígenas.
Por otro lado, y como se ha venido discutiendo en los últimos años en otros ámbitos educativos, creemos que el rol de las instituciones escolares debe dejar de ser el de reproductoras de un orden estatal cuya formación nacional se basa en un ideal de homogeneización cultural. En cambio, pensamos que las escuelas deben ser espacios de convivencia más respetuosos de la diversidad cultural, promoviendo relaciones y prácticas propias de ciudadanías más inclusivas.
Por último, apelamos a una pronta respuesta al reclamo de la familia Jaramillo- Liempichun quienes solicitan a las autoridades del ámbito educativo la intervención de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en la Escuela N° 28, así como la implementación de acciones concretas y necesarias para evitar futuras situaciones que vulneren los derechos referidos a los pueblos originarios.

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