“Nos vamos a plantar acá para defender nuestros lugares y seguir luchando”

Las palabras expresadas por el Longko Político de la Comunidad Mapuche Curruhuinca fueron claras, su comunidad se juntó el miércoles 6 de marzo para reclamar las tierras que la Administración de Parques Nacionales éste vendiendo en el paraje Pil Pil, específicamente en la reconocida zona  turística de Quila Quina, en San Martín de los Andes.

Por Malena Pell Richards


El Resguardo Territorial
La consigna es clara, desde el Lofche Curruhinca denuncian que la Administración de Parques Nacionales está manejando la venta de 8 lotes, los mismos se encuentran en territorio comunitario.  El negocio ignora los pisos ya ganados en materia de Derechos Indígenas, tanto a nivel nacional como internacional y los convenios acordados previamente en otras instancias políticas como lo son la Mesa de Co-Manejo donde participan en supuesta igualdad de condiciones miembrxs de las comunidades mapuche y funcionarios de Parques. Este es un espacio de negociación que funciona desde el año 2002 en el Parque Nacional Lanín . Sin embargo, la Comunidad ya tiene en mano la documentación probatoria necesaria para justificar su accionar, el resguardo se volvió inminente ya que en esos documentos se detalla que en el año 2017 el intendente del Parque entregó en comodato el Lote 20d1, nomenclatura catastral N° 15-37-050-2537, maniobra que fue ocultada a las autoridades de la comunidad y que se contradice con dicho espacio de diálogo.

Parques Nacionales se hizo presente en el lugar en 1937, y desde entonces los territorios mapuche quedaron bajo jurisdicción de esta institución del Estado, regulando el uso y aprovechamientos de sus espacios ancestrales y atados a la normativa de Parques. Es por esto, que la autonomía sobre dicho espacio territorial se encuentra limitada, y el motivo por el cual la comunidad había intentado hacer uso de esas tierras para poder instalar una Salita Comunitaria y un vivero forestal. El pedido –que comenzó en el año 2014–ante el directorio de Parques para hacer uso de esos lotes fue negado. Por ello la magnitud de la indignación del Lofche cuando hace unos 10 días se enteraron de esta repartición de lotes que lejos de ser novedosa trae al presente las acostumbradas prácticas del Estado con respecto a las tierras indígenas. Desde el resguardo aclararon: “no es que nos levantamos con la pata izquierda y vinimos a hacer esto, es porque no hay respuesta”. El no diálogo y la no consulta previa, libre e informada de lo sucedido en el territorio mapuche motivó a la decisión conjunta de poner el cuerpo en esta acción bajo la figura de resguardo territorial para evitar la repartición de los lotes.

El Longko saliente fue claro en recordar lo que sucedió en el pasado y como cobran fuerza dichas imágenes y relatos en relación con lo que está ahora aconteciendo:

“Se están repartiendo, como lo hicieron en el 37 con la élite porteña hoy se vuelve a repetir la historia con una nueva élite porteña que se está quedando con ocho lotes que debieran haber sido restituidos a la comunidad Curruhuinca”


Las historias tristes
Desde sus experiencias y trayectorias de vida, las personas mapuche fueron produciendo otras memorias y acepciones respecto de lo que Parques ha significado a lo largo de la historia, lo cual difiere de los significados que esta institución puede remitir al sentido común.  Pero ya son varias las generaciones de familias mapuche que han crecido escuchando esos relatos que devinieron otros en San Martín de los Andes. Estas historias no fueron tan silenciadas como puede parecer, sino que fueron siempre expresadas aunque pocas veces realmente escuchadas.

El resguardo llevado a cabo ahora es reflejo de la fuerza y permanencia de las memorias colectivas y familiares respecto a Parques.

Frente a los medios el Longko político detalló:

“Aca a nuestros ancestros, a nuestros abuelos los corrieron de acá, los mandaron a las piedras, les quemaron las casas…bueno la historia es bastante fea no?”

Y retomando lo dicho, el Longko filosófico agregó que:

“Han pasado más de 80 años de la usurpación de nuestro espacio, de este espacio territorial en el paraje Quila Quina donde vivía el Longko Abel Curruhuinca. Aquí a metros tenemos un lelfun..un kuyfi lelfun, que seguramente también va a estar en discusión en la recuperación territorial que se plantea como Lof.”

Estos relatos tristes, que por mucho tiempo no lograron ser audibles e irrumpir con los sentidos locales de San Martin de los Andes hoy intentan demostrar su fuerza. Es necesario no hacer nuevamente oídos sordos frente a lo que implica para el Lofche Curruhuinca traer al presente esos relatos de mucho sufrimiento, que rememoran la persecución de Parques, las contadas que entre lágrimas  transmitían abuelas y abuelos.

Uno de los Kona salientes puso en discurso dichas imágenes y quebrado por la emoción dijo:

“Han sido años de lucha, nuestra gente ha sufrido, nuestros mayores, nuestros ancestros han muerto muchos de tristeza….. por no poder haber recuperado esta tierra.”


La defensa del territorio
Estos relatos además desmantelan como estos espacios ocupados/usurpados por el poder, por las élites locales y nacionales y defendidos por y desde el poder político hegemónico de San Martín para el aprovechamiento de estos turísticamente han tenido como costo la vista de las personas mapuche. Así, desde Pil Pil, el resguardo territorial también está visibilizando las dinámicas sociales, asimétricas que operan en San Martín de los Andes, ahora materializadas en la pérdida de estos lotes dónde se añoraba una Salita de Salud Comunitaria y un vivero.


En noviembre del 2018 la Escuela de Quila Quina celebró sus 100 años, claro símbolo de la pre existencia del habitar mapuche en el lugar. Parques Nacionales llegó después, como aclara el Longko “Es obvio y se sabe a la vista que este lugar es ancestralmente de de la comunidad Curruhuinca”.

Aunque se hizo presente el día 6 el intendente del Parque Nacional Lanín, prometiendo acelerar las gestiones en Buenos Aires, la comunidad esperará en el Resguardo la presencia del Directorio de la Administración de Parques. En relación a cuánto será el tiempo de espera, especificaron que:

“Nosotros podemos esperar toda la vida, como vinieron y a nuestros kuyfikeche les quemaron las casas, nosotros hoy vivimos aquí, toda la vida podemos esperar, el tiempo que ellos crean necesario para que decidan la restitución de los lotes a la comunidad y hasta que decidan que los desarrollos en este territorio también estén en manos de la comunidad Curruhuinca”

“Aquí nos vamos a quedar, tenemos sueños, tenemos esperanza y estos gobiernos, representantes de los intereses económicos del extranjero…. vamos a pararnos firmes. Tenemos derecho a crecer”

Por último cabe aquí hacer mención a una cuestión fundamental. La relación de las personas con el espacio territorial permite forjar vínculos identitarios fuertes y duraderos. Lo que la acción en Quila Quina nos recuerda ahora es que para que esto suceda se necesita de formas políticas que sean más inclusivas y respetuosas. Se necesitan categorías que habiliten prácticas de autonomía y auto-referencia, así como relatos que habiliten las imágenes del pasado (hasta hoy impensables) sobre las trayectorias y experiencias mapuche respecto a la pertenencia al territorio, de crear imágenes, y de esta forma ponerle un freno a los intentos de borramiento de la presencia mapuche en el lugar, cuestión innegable como aclaraba el Longko. La invisibilización y la exclusión que han tenido que históricamente enfrentar las personas mapuche en San Martín de los Andes y que sus territorios estén sujetos a la jurisdicción de Parques Nacionales han impactado cotidianamente en sus posibilidades para decidir por sí mismos y en sus condiciones materiales. Mientras que demandan por una Salita de Emergencia, otros están negociando para instalar sus casas en tierras que fueron conseguidas a costa de la vida de las y los ancestros de la comunidad.

Desde GEMAS acompañamos las demandas de la comunidad Curruhuinca en Quila Quina, y esperamos que se hagan audibles los reclamos y las reflexiones que vienen desde el paraje y que ya están replicándose en diferentes territorios. Consideramos imprescindible que está puesta en cuerpo y acción de la comunidad sea considerada como un aporte para los proyectos ciudadanos que debieran estar gestándose en un municipio intercultural como es el de San Martin de los Andes desde el año 2010. Aunque está situación dista de estos horizontes de igualdad que ahora parecen utópicos, acompañamos el pedido de restitución territorial y nos sumamos a la propuesta de no negociar la tierra que fue entregada en el pasado. Aquí la única negociación posible es la negociación de todas las trayectorias que entraman el espacio de San Martín, estas vidas que han tenido recorridos diferenciados y opuestos a aquellxs que han perpetuado  las historias tristes del lugar no pueden seguir siendo invisibilizados. Como bien trasciende desde Pil Pil es necesario ahora cuestionar las construcciones cartográficas impuestas por Parques Nacionales y las distintas presencias estatales que han venido protegiendo los privilegios de las élites políticas y económicas en desmedro de la vida de las personas mapuche del lugar. Por ello expresamos nuestra preocupación ante el avasallamiento que se está ejerciendo, acompañamos las medidas de acción colectivas emprendidas por la comunidad. Repudiamos como los intereses inmobiliarios y empresariales de los grupos con mayor poder en la zona aún hoy gozan de complicidad estatal. La ilegitimidad de estas prácticas deben ser denunciadas, confiamos en los conocimientos ancestrales y las leyes que amparan a la comunidad Curruhuinca en la defensa de su territorio.

*Este texto no hubiera sido posible sin la colaboración de Andrea Furio y el trabajo de Lautaro Capece de FM Pocahullo a quienes les agradecemos.


Publicado por

Malena Pell Richards

Lic. en Ciencias Antropológicas con orientación Socio-Cultural. Universidad Nacional de Río Negro-IIDyPCa