Antes del alba del 6 de febrero, lxs participantes del trawün nos despertamos con el sonido del kull kull. En ronda alrededor del fuego, esperamos para ir hasta la orilla del Río Chubut, donde se levantaría el llellipun. Una vez calentado el cuero del kultrün, nos dispusimos a caminar organizados en dos filas, una de pu zomo (mujeres) y otra de pu wentrü (varones), a través de un sendero de humedales y vertientes. Era la primera vez que se levantaba una ceremonia en aquel lelfun, así como también era la primera vez que lo hacían juntos Susana Martín y Eusebio Antieco. Dos pichikeche (niñxs) de la región se encargaron de repartir el muday. A pedido de la comunidad de Costa del Chubut, se registraron algunas fotografías de ese primer llellipun, para que quede en la historia.
De regreso al lugar donde estaba por comenzar el trawün, desayunamos y nos presentamos. Eran varias las comunidades anfitrionas de este encuentro en Costa del Chubut. En primer lugar, la familia de Susana Martín, que puso su casa a disposición para el encuentro. Y, junto con ella, también la comunidad Fentxen Kimün de Gualjaina, la comunidad Fischke Ko de Costa del Lepá y la comunidad Ayllamilla de Cushamen. El asunto central de este trawün fue enunciado por la papay Maria Luisa Winkaleo quien, preocupada por el futuro de las generaciones venideras, preguntó “¿qué les vamos a dejar a nuestros niños y niñas si dejamos que mueran los ngen, que son los que nos dan la fuerza?”.
Se enumeraron detalladamente los diferentes emprendimientos que están poniendo en riesgo la vitalidad del Río Chubut: proyectos hidroeléctricos de represas, mineras de plomo, engordes de animales y desvíos del cauce por terratenientes y empresarios privados. Al intercambiar las novedades que se tenían al respecto, se volvió a hacer hincapié, como en las otras comunidades, en torno a la falta de información. «La desinformación es la política de control elegida por los distintos gobiernos», se concluyó entre todxs. Sin embargo, las comunidades de Costa del Chubut y alrededores aportaron sus propios aprendizajes acerca de cómo buscar la información, por ejemplo, recorriendo permanentemente el territorio, hablando con lxs trabajadorxs, investigando mojones, cartelerías o placas, y consultando las pistas e indicios con expertos de otros sitios y lugares. Así se fueron enterando, mucho antes que los interesados lo hicieran público, sobre los planes contaminantes y extractivos que se proyectan en la región. Con esta idea en foco, el trawün en Costa del Chubut resaltó la necesidad de unirse para articular estrategias para recabar información: “lo que estamos haciendo es para todxs. Y así se va juntando kimün (conocimiento) y newen (fuerza)”, resaltó Eusebio Antieco.
“Quieren privatizar el control del agua”… “no les importa la vida desde ningún punto de vista”… se repitió varias veces. Frente a los proyectos que quieren privatizar el territorio y las existencias que lo habitan, las comunidades remarcaron la importancia del kimün ancestral como orientación para cualquier lucha que se emprenda. Un kimün centrado en la vida y en la salud, que ha desarrollado saberes sobre la alimentación, las formas de trabajo colectivo y las maneras de relacionarse con los ngen del entorno en el que unx vive. Un kimün que nos interpela a “aprender a trabajar en comunidad». «A eso hay que volver, a que nuestrxs hijxs vivan de la semilla, de nuestra propia producción”. De esta manera se fue acordando el zugün, asunto o pensamiento común: es prioritario cuidar el agua y los territorios porque no hay otra manera de resguardar la vida para las próximas generaciones. “Empecemos a tener esa personalidad firme. Nosotros reclamamos los derechos que nos corresponden. Tenemos que empezar por nosotrxs”. Como se dijo en el trawün, la comprensión de esa responsabilidad nos tiene que llevar a poner en práctica, en la vida cotidiana, la certeza de que «ser mapuche-tehuelche es ser parte de esta tierra y de todo lo que allí habita”.
“Luché toda mi vida para seguir viviendo […] este cuerpo va a ir a la mapu, pero mi espíritu va a quedar”, dijo la papay María Luisa pensando en lxs más jóvenes. En un sentido similar, Eusebio Antieco planteó la necesidad de reflexionar acerca de los “para qué” de la lucha, puesto que “si se recupera el territorio después del genocidio hay que preguntase para qué. Porque es algo muy profundo, sino lo que le dejamos a los chicos es nada”.
Parte de ese “para qué” implica que lxs niñxs conozcan la historia del río que allí nos reunió. Lautaro González compartió un piam en el que se menciona cómo los antiguos “fabricaban ríos, lagos y lagunas”. Además, comentó sobre el rüf üy del Río Chubut, que según le explicó la anciana Carmen Inalef, sería “Txa lhewfü”. En la misma línea, María Luisa trajo a la conversa un pewma en el que ella dialoga con la mapu y esta le revela “quiénes son los que le hacen daño”, dando lugar a la interpretación colectiva, porque, como afirmó María Luisa, “algo me está diciendo el sueño, y es una verdad”. El logko Mauro Millan también compartió los consejos y ngtram que recibió de sus abuelas y de otros logko y pillañ kushe que llegó a conocer en sus largas recorridas. En particular, acerca de los nombres que tenían los lugares de acuerdo con los comportamientos de sus ngen y sobre cómo la gente sabía interpretar los mensajes de esos ngen, para tomar luego buenas decisiones colectivas.
En Costa del Chubut, el río compartió su cauce con el fluir de experiencias, saberes, relatos y palabras. Un conocimiento producido desde el afecto –porque se recibió de abuelas y abuelos a los que se quiso mucho, y porque trata de un territorio por el que se da la vida. Un conocimiento que se transforma en posicionamiento político de lucha y resistencia.
Fragmentos de entrevistas del Foro Trawün Itinerante en Costa del Chubut
Susana Martin, de la comunidad Fentren Kimün
María Luisa Winkaleo Pillan kushe de Fischke Ko
Eusebio Antieco, de la comunidad Newentuaiñ Inchiñ

Publicado por